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‘Edipo Rey’, o la trágica verdad

viernes 18 de septiembre de 2015, 17:40h

Hace más de un año nacía en Madrid un laboratorio de investigación teatral en torno a los directores Miguel del Arco, Andrés Lima y Alfredo Sanzol. Se denominó Teatro de la Ciudad y, desde el primer momento, nadie dudaba que el proyecto daría mucho que hablar. Los tres directores estuvieron varios meses realizando talleres sobre la tragedia griega, y cada uno de ellos -después de formar su elenco de actores- llevó a escena en el Teatro de La Abadía los títulos elegidos:‘Antígona, Edipo Rey’y‘Medea, tres espectáculos a partir de dos obras de Sófocles y de otra de Séneca.

Las tres producciones, después de ser estrenadas en La Abadía durante los meses de mayo y junio pasados, con gran éxito de crítica y público (muchos espectadores se quedaron sin entradas porque la demanda superó la oferta que podía acoger el escaso número de representaciones programadas inicialmente), giró después por el país y dos de ellas, ‘Edipo Rey’ y ‘Medea’, han vuelto felizmente de nuevo a la Sala San Juan de la Cruz, de La Abadía, para abrir su temporada 2015/16.

En ‘Edipo Rey’, la tragedia de Sófocles, el protagonista del mito griego, Edipo, con el objetivo de salvar a la ciudad de Tebas de la peste que la asola, quiere conocer quién fue el asesino de Layos, antiguo rey de Tebas. El propio Edipo, tal como ya le había adelantado el oráculo de Delfos, es el verdadero asesino de su padre, Layos, y descubre además que Yocasta, su esposa y madre de sus cuatro hijos -dos varones y dos hembras-, es su madre. Alfredo Sanzol ha reducido mucho el texto pero sin dejar de respetar la esencia del mismo, lo cual es muy de agradecer para el espectador del siglo XXI, tan alejado de esa influencia que los dioses y las supersticiones tenían en el destino de los personajes de la tragedia griega, que hoy nos resulta difícil de entender y más aún de empatizar con ella.

Antes de comenzar la función, vemos ya dispuesto el escenario. Semivacío. Al fondo, unos cortinajes negros con flecos. En el centro, una mesa preparada con mantel blanco, copas, platos y un pequeño centro de flores de papel (más tarde, a lo largo de la tragedia, veremos como Elena González -que da vida a Tiresias, Antígona, Heraldo y al Mensajero, en el montaje- irá haciendo delicadamente con sus manos esas pequeñas flores de papel de colores morado, amarillo, azul, verde y poniendo gran empeño en pegarlas), y cinco sillas. La luz (a cargo de Pedro Yagüe), es ya cegadora, y se mantendrá así a lo largo de toda la representación. La música del montaje (cuyo responsable es Fernando Velázquez), como corresponde a la situación, sonará con un cierto halo de misterio.

¡Acción...!

Los cinco actores están sentados a la mesa desde el momento de su salida a escena. Cada vez que interviene un actor/actriz, generalmente no se levanta sino que se echa hacia delante en la silla y los demás hacia atrás. Edipo, Juan Antonio Lumbreras, declama hacia el público -en realidad, los ciudadanos de Tebas-: “Hijos míos, hijos de Tebas,... ¿por qué estamos aquí...?”. La tragedia ha comenzado y, desde ese momento, nadie saldrá indemne, especialmente Edipo. En algún momento, a lo largo de la obra, los personajes se levantarán pero, en general, permanecen sentados durante los 60 minutos que dura la función. Los actores interactúan entre ellos muy pocas veces, lo cual acentúa mucho más la sensación de distanciamiento.

Edipo está interpretado magistralmente por Juan Antonio Lumbreras, un actor del que, inicialmente, por su físico, podría pensarse que no da el tipo para el personaje, idea que se esfuma inmediatamente de la mente del espectador en cuanto el personaje pronuncia las primeras palabras… Eva Trancón es Yocasta, estupenda actriz en el desarrollo de su papel de esposa de Edipo, y también magnífica cuando hace el Coro con Natalia Hernández (a la que le corresponden también los personajes de Sacerdote, Corifeo, Ismene y Siervo, los cuales saca adelante también con profesionalidad. Creonte es Paco Déniz (no interviene demasiado en la obra pero las que tiene son sobrias, precisas y llenas de fuerza. Está muy bien y estoy seguro de que habrá sorprendido a más de uno ya que, habitualmente, hace comedia). Por último, Elena González, que da vida a varios personajes -como hemos dicho anteriormente- cumple con creces su cometido como actriz, especialmente en su papel de Mensajero.


El vestuario (de Alejandro Andújar) no es de época. Todos visten colores oscuros o negros -en el caso de los dos actores- y recatadas faldas y vestidos -las tres mujeres-.

Alfredo Sanzol, director y adaptador de la obra ha dicho -hablando de su montaje- que le “impresiona mucho la historia de un hombre que descubre que toda su vida está construida sobre una mentira”. Otros, sin embargo -y no es esta una percepción contrapuesta, sino complementaria a la de Sanzol- pensamos también que la de Edipo es una tragedia de la verdad aunque su conocimiento te arruine la vida. El Coro proclama al final, entre sentencioso y resignado, que "no consideréis feliz a ningún mortal hasta que no contempléis su última hora”.

Edipo Rey, de Sófocles.

Versión y dirección: Alfredo Sanzol.

Producción: Teatro de la Ciudad.

En el Teatro de la Abadía

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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